lunes, 16 de mayo de 2011

La Maga.


Llegué a aceptar el desorden  de la Maga como la condición natural de cada instante, pasábamos de la evocación de Rocamadour a un plato de fideos recalentados, mezclando vino y cerveza y limonada, bajando a la carrera para que la vieja de la esquina nos abriera dos docenas de ostras, tocando en el piano descascarado de madame Noguet melodías de Schubert y preludios de Bach, o tolerando  Porgy and Bess con bifes a la plancha y pepinos salados. El desorden en que vivíamos, es decir el orden en que un bidé se va convirtiendo por obra natural y paulatina en discoteca y archivo de correspondencia por contestar, me parecía una disciplina necesaria aunque no quería decírselo a la Maga. Me había llevado muy poco comprender que a la Maga no había que plantearle la realidad en términos metódicos, el elogio del desorden la hubiera escandalizado tanto como su denuncia. Para ella no había desorden, lo supe en el mismo momento en que descubrí el contenido de su bolso (era en un café de la rue Réaumur, llovía y empezábamos a desearnos), mientras que yo  lo aceptaba y lo favorecía después de haberlo identificado; de esas desventajas estaba hecha mi relación con casi todo el mundo, y cuántas veces, tirado en una cama que no se tendía en muchos días, oyendo llorar a la Maga porque en el metro un niño le había traído el recuerdo de Rocamadour, o viéndola peinarse después de haber pasado la tarde frente al retrato de Leonor de Aquitania y estar muerta de ganas de parecerse a ella, se me ocurría como una especie de eructo mental que todo ese abecé de mi vida era  una penosa estupidez porque se quedaba en mero movimiento 
dialéctico, en la elección de una inconducta en vez de una conducta, de una módica indecencia en vez de una decencia gregaria. La Maga se peinaba, se despeinaba, se volvía a peinar. Pensaba en Rocamadour; cantaba algo de Hugo Wolf (mal), me besaba, me preguntaba por el peinado, se ponía a dibujar en un papelito amarillo, y todo eso era ella indisolublemente (...) Y así me había encontrado con la Maga, que era mi testigo y mi espía sin saberlo, y la irritación de estar pensando en todo eso y sabiendo que como siempre me costaba mucho menos pensar que ser, que en mi caso el  ergo de la frasecita no era tan ergo ni cosa parecida, con lo cual así íbamos por la orilla izquierda, la Maga sin saber que era mi espía y mi testigo, admirando enormemente mis conocimientos diversos y mi dominio de la literatura y hasta del jazz  cool , misterios enormísimos para ella. Y por todas esas cosas yo me sentía antagónicamente cerca de la Maga, nos queríamos en una dialéctica de imán y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared. Supongo que la Maga se hacía ilusiones sobre mí, debía creer que estaba curado de prejuicios o que me estaba pasando a los suyos, siempre más livianos y poéticos. En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma, el magma del aire y de lo que se d ibujaba en la ventana, nubes y buhardillas; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombres y meses.

(...) una cama que olía a sexo y a pelo, una mujer que me pasaba su mano fina y transparente por los muslos, retardando la caricia que me arrancaría por un rato a esa vigilancia en pleno vacío. Demasiado tarde, siempre, porque aunque hiciéramos tantas veces el amor la felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad. La Maga no sabía que mis besos eran como ojos que empezaban a abrirse más allá de ella, y que yo andaba como salido, volcado en otra figura del mundo, piloto vertiginoso en una proa negra que cortaba el agua del tiempo y la negaba. 



Fragmento del capitulo 2 del libro Rayuela - Julio Cortazar.

domingo, 15 de mayo de 2011

Bienaventurados los imbeciles porque de ellos es la tierra

"Yo siento lo mismo que usted siente, usted también me divierte y pienso mucho en usted. ¿Acaso no es eso el amor? ¿Qué clase de ser especial se cree para demandar del amor algo más complicado? ¿Ah? "

"La atormentaba pensar que a los 17 había vivido más que su mamá a los 50 (desproporción simple de comprender, teniendo en cuenta cómo van los tiempos)." 

"He probado no salir, quedarme haciendo pensamientos en el cuarto. Nada, no funciona"

"Yo soy tu difusión, que abre las puertas e instala el paso, que transmite por los valles la noticia de tu unión y tu anormal alegría, mensajera de los pies ligeros, que no descansa, la de misión terrible"

"Tú, haz aún más intensos los años de niñez recargándolos con la experiencia del adulto."

"Mi corazón ya no sabe cómo respoder a estímulos, alegrías, aceleres, depresiones..."

"La pluralidad de quehaceres ha sido uno de los motivos para que yo no desarrollara ninguno a cabalidad"

"Te invito al abismo que hay dentro de mi, allí no parará nunca la caida y el vacio, sólo dejate caer que cuando despiertes sera demasiado tarde"

"¿Es que sabes una cosa? Yo me siento que no pertenezco a este ambiente, a esta falsedad, a esta hipocresía"

"la odio a ella por haber podido vencer a sus miedos y a sus falsas libertades"

"Es el sol el que no va conmigo"

"Me hubiera gustado treparme al techo, caminar hasta su cuarto y despertarla de un beso en la mejilla, juntarle mi cara, respirarle en las orejas, preguntarle por mí, que si me había pensado mucho. Me hubiera gustado eso"

"¿Y cómo vamos de abismo?
-Todavía no toco fondo.
Puede que no haya fondo, hermano."

"Ha notado que la gente le critica o se burla de usted?    - Sí."

"Para la timidez, la autodestrucción"

"Porque yo no sé nada y de nada puedo estar seguro"

"Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos buenos amigos "

"Desde que le vi hablar por primera vez, supe que tenia su enjambre escondido"

"Tu Enrumbate, después derrumbate"

" Tú aparentas mi edad y yo la tuya"

"Bailar la irrealidad, azotar los caballos enloquecidos, llenar de fiebre las trompetas mareadoras, deshilachar como carne trozos de música salada y caliente"

"Odiar es querer sin amar... por eso te odio, te odio"

"No te pares, ni lo intentes, sólo abre los ojos y escúchame, mira la frescura que sentimos , todos pepos, date gusto en esta vida". Ah, ¡qué tiempos aquellos!

"Vengo de una raza notable por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones. Los hombres me llaman loco. Lo cierto es que aquellos que sueñan de día conocen muchas cosas que se escapan a los que sueñan sólo de noche. Diremos pues que estoy loco. Concedo por lo menos que hay dos estados distintos en mi existencia mental: un estado de razón lúcida que no puede discutirse y que pertenece a la memoria de los sucesos de la primera época de mi vida, y un estado de sombra y dudas que pertenece al presente y a los recuerdos que forman la segunda era de mi existencia. Lo que pasa es que soy muy feliz en la duda y en la sombra"

"La despertada es la peor hora para la nostalgia."

"Sufro porque es domingo y estoy muy solo"

"Esto ya se está pareciendo a una letra de un tango. Tal vez, tal vez el hombre verdadero sea el que ahora te está escribiendo (son las 11 de la noche, estoy solo acá, lo único que oigo es el radio que canta “Porque un beso como el que me diste / nunca me habían dado / porque amor como el tuyo y el mío / no existe en la vida”)"

"Sea feliz en la duda y en la sombra"

"Haz de la irreflexión y de la contradicción tu norma de conducta"

"Yo la quiero, niñita estúpida ¿Acaso no se da cuenta?"


"A los otros los pone excesivamente alegres el perico. A mí me pone muy triste."

"Y en el momento de perder todo valor ante los ojos de la amada exclamaban, el himno de los pepos "!Vale Guevo!", para caer, a la media hora, en cualquier rincon presa del arrepentimiento contra el que nadie puede, pero se regordean en buscarlo, en sentirlo, sin saber que eso es lo que produce el cansancio mayor"


"Mi vida es impertinencia total, un sinsentido, y por eso se aprovechan, pero es mia. Ella y mi vida, aunque soy otro. Pienso en tí, ante toda esta bulla. ¿Mañana te veré, me llamarás?"


"Hago todo esto por la mejor de las razones, que es no tener ninguna."

"Un vínculo de muerte nos une en ésta y cada una de las rumbas"


"Sé que soy pionera, exploradora única y algún día, a mí pesar, sacaré la teoría de que el libro miente,el cine agota, quémenlos ambos, no dejen sino música."


"Odio el cielo, por que cada vez que veo hacia él, no encuentro el lugar exacto donde vive dios"


"Cuando los propositos no cambian con los dias, el tiempo no pasa."


“Hay gente que puede ser poeta y bailarín al mismo tiempo. Pero yo no puedo. Yo soy un hombre melancólico”.


"Quisiera una forma, una espalda, una cadera de mujer para yo pasar por allí mis dedos y suspirarle al lado con cara de moribundo. Cerrar los ojos y jadear adioses. Funciona, funciona la cosa."


"Ellos me ven y no me comprenden mucho, mi porte tan distinguido, mi forma de mirar de frente, pero jamás hacen preguntas. "


"Odio a mis maestros y sus intachables hipocresías. Odio las malditas horas de estudios por conseguir una buena nota. Odio a todos aquellos que se cagan en la juventud todos los días."


"Es difícil entenderse conmigo, no lo niego"


"Todo esto que esta pasando hace, que uno por mas joven que sea, se vuelva creyente de todo y devoto de nada"
"El sufrir dignifica, así que demonos otro pase. Metamos hasta que reventemos"


"los días pasan con una prisa desconsoladora"


"Si, odio todo esto, todo eso. Y lo odio porque lucho por conseguirlo, una veces puedo vencer otras no.Por eso lo odio."


"Odio mi calle, porque nunca se rebela a la vacuidad de los seres que pasan en ella. "


"qué ironía... tan lejos y tan cerca de no ser feliz!!!"


"Encuentrame allí donde todo es gris y no se sufre"


" No sabemos a qué obedece tu presencia, pero estás allí, amor, totalmente desarraigada de lo que nos rodea. Estás allí sólo para que podamos amar, dispuesta nada más a que nuestros cuerpos pataleén enchuspados en el tuyo y se revuelquen por turno o a un mismo tiempo en tus entrañas dulces y jugosas. Y ya lo ves, estoy hablando de ti otra vez, sé que no se puede, que es imposible, pero no importa, me gusta inventar. Nada importa si total, hundimos la cabeza entre tus senos y chupamos tu pelo como si fuera apio. Adivinarnos lo que estás sintiendo tu cuerpo cuando tus rodillas nos golpean, nos maltratan en su orden de que convirtamos todo lo que te pertenece en una bella masa líquida. Y vemos nuestras caras retratadas allí donde sabes que está la palabra felicidad escrita de la forma más desconocida. Yo le tomé una fotografía y al revelarla, no había más que un relampagueé manchoso. Ni siquiera una cámara fotográfica pudo llegar a recordarla. Ella metía la mano entre mis piernas y agarraba todo, y así dormía. Repetía que sólo nos tenía a nosotros, que fuera de nosotros no existía nada, porque juntos conjurábamos a la eternidad. Nos empujaba hasta el borde de la cama. Descolgaba las piernas y nosotros, apoyados sobre la pared, nos tirábamos de cabeza por el único camino que había en el mundo. Y nos dijo que se iba a ir, y la vieja Carmen que tocaba a la puerta, para que le apuraramos. Pero nosotros jamás saldremos. "

-Andres caicedo-



La ultima vez que lo vi tenia un pie sobre una tumba señalada por una cruz de madera y él me dijo en sueños: ‘Los muertos siempre hemos estado entre los vivos’. Y yo quede como frikiao por eso.
o creo que algún día voy a ir por la calle y me lo voy a encontrar.
Después de esos sueños he quedado con la fascinación un poco de que la mayoría de la gente que uno ve por la calle son muertos, puede ser la mitad de la gente que uno ve y que uno no se da cuenta de que esa gente ya esta muerta.


martes, 10 de mayo de 2011

Barcos de papel

Todas las noches te escribo cartas,
muchas, muchas cartas para ti.
para el aliento de tu voz que no esta conmigo en los amaneceres.

Todas las noches escribo cartas para ti y para tus palabras,
para tu odio, para tu desesperación que ya no significa nada esplendoroso.
Todas las noches escribo cartas para ti y para nuestro deseo,
para las ganas que nos atacan los sábados.

Todas las noches
me siento frente a la maquina de escribir
y no me detengo hasta que la tinta de la cinta se ha terminado,
entonces
todas las noches le hago un agujero en la esquina a las cartas,
y con un hilo de color y procedencia dudosa
cuelgo todas las palabras del techo con cinta transparente,
las cuelgo
porque no quiero dejarlas volar solas por la ventana.

Todas las noches escribo, agujereo y cuelgo cartas para ti en el techo de mi habitación.

Todas las noches mías
que no son tuyas porque tomarlas te parece patético.
Todas las noches te escribo cartas de tinta.
Todas las noches te escribo cartas de asma y de sueño,
de todo eso que quiero contarte y nunca articulo,
cartas de rabia,
de esa tristeza que no te conmueve si no que más bien te molesta.

Todas las noches escribo cartas para ti.
Cartas que no vas a leer nunca.
Cartas que después de un mes
descuelgo y convierto en barquitos de papel
que luego tiro a la basura
porque mis recuerdos se oxidan con el paso de las horas,
porque no vale la pena recordarte como la primera vez,
yo prefiero recordarte desde la ultima
y luego eliminar progresivamente
 los anteriores recuerdos y dejar solo esos últimos que jamas son iguales.

Todas las noches me quedo hasta tarde escribiéndote cartas para compensar mis continuos silencios, esos de los que eres victima, esos que hacen que el amor que me inventabas al oído y el mar de anfetaminas que creamos en el borde de un suspiro se suspenda, no exista, no duela, no se parezca más a la felicidad. He inventado miles de amores para ti, y he creado monólogos estupendos en pos de nuestras charlas que más bien son historias que tú me cuentas y yo escucho con atención. Yo no he muerto cariño, pero cuando estoy contigo no me queda más que vivir en el paréntesis esplendido de tus labios, tu cabeza, tu cara, tus ojos, tus sonrisas y tus deseos. Soy un fraude del amor, los sábados jamas consigo ser yo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Las horas no llevan prisa,
las horas no llevan nada porque no sienten nada,
las horas pasan, no gimen, no lloran ni sollozan,
no temen como yo a este impávido despertar matutino,
a este alcanzar fines de semana tediosos,
no se derriten ante la idea de detenerse a esperar un poco,
las horas no disfrutan el cielo de 6:30, brisa en medio del alma y leve dolor de oídos,
Todo esto pasa sin que las horas se den cuenta,
Y no es que las horas no existan,
Es que las horas no ven y así es más difícil descubrir el color del paraíso o el del averno.