domingo, 28 de octubre de 2012

La herida que respira


Creo en la Ballena lesionada respirando por la herida.


Vi el demonio de un Rimbaud lastimado, Cojeando, Rimbaud con piojos respirando por la herida, hablándome en arameo con los ojos cerrados y los puños abiertos, esperando debajo de la guerra de los mil ciempiés. La presunción de que dos ojos siguen mi alma, El espíritu ermitaño, la palabra misógina encerrada en una jaula, misantropía enternecedora.

Soñé un viaje ardiente donde todos sudaban hasta quedarse pegados a sus asientos, verdaderamente violento con cirqueros y señoritas llenas de maletas y bloqueador solar inservible en esas condiciones de fundición, un viajecito donde todos reían rehundidos unos en otros. Los hombres son engañados mientras duermen pensando que a veces el sol ronda muy de cerca los corazones desnudos, pensando, hasta ahogarse, hasta la asfixia. Sístole, diástole; el pájaro azul descansando en medio de  las cervezas, está dentro atrapado, como en los sueños de los borrachos, atrapado como los adolescentes haciendo el amor en el campo, lejos del oprobio, la más sincera sumisión del cuerpo, Bukowski llorando, tachando los días en el calendario, respirando por la herida.

Vi arder el pulmón de un árbol de la vida, se quemo la libertad, vi arder mi conciencia, los santos incendiados de cabeza en medio de la multitud de fieles, los santos con las manos martilladas. Leopoldo María y su imaginario de piel roja, resistencia bajo el sol y la carne dura, la piel tensa e impenetrable, deseo de ser piel roja, hacer como Paneros y pasarse toda una vida buscando el sonido de los tambores, esperando a Sitting Bull debajo de un baobab desproporcional mientras a lo lejos se escucha todavía el jadeo de su danza,  Leopoldo respirando por la herida, gritando desesperado junto al pasto seco y la arena mojada.



Creo en los niños corriendo por el patio, gritando frente al espejo, enrollándose en las cortinas, salvando patria por el gordo, yo siempre salve patria por el gordo, yo siempre lo quise,  no pretendo decir que nunca vayamos a crecer pero mamá me ha doblado toda la ropa esta mañana y me ha dejado una nota que dice “Pórtate bien”, ¡oh! puedo sentir todavía la mano en la espalda consolándome y abrazándome, las montañas amarillas cayéndose dentro de mi sueño, los niños gritando alrededor mientras bailamos borrachos, unos chicos desangrándose en un balcón  haciendo figuras con las gotas de sangre que caen desde el quinto piso sobre el techo azul de la casa vecina, Picasso organizando sus cuadros, Picasso poniendo el Guernica con un imán sobre la nevera he instituyendo el orden en medio de las bombas. No más, no más el sueño, no más pesadillas, no, no mas despertar solos, no más, nunca más despertar solos.



Ballena pálida que respira por la herida y gira dentro de su propio océano con lucecitas en la bahía, con el humano que le acaricia las averías, que le atraviesa el arpón del tiempo, ballenas muriendo en la tranquila vejez de quien se arroja al vacio y no deja de caer nunca, y pasan los años y no hay fondo, la ballena sigue cayendo mientras le sale agua tibia por la herida que dios le dejo como disculpa por la tardanza de los deseos, ballena lesionada respirando por la herida. El poeta no conoce de newton si no el nombre y la liviandad del vuelo, el poeta no es poeta en realidad, el poeta no traduce, el poeta es una ballena herida de muerte a quien se le promete la felicidad y luego de que se le concede el milagro se calla, se retuerce,  el poeta no existe, riega humo dentro de sí mismo y los otros, se dona como comida para los perros asesinos en medio de la selva, ahí donde nadie puede inmolarlo, se regala como una ofrenda delante del cielo. Creo solo en la ballena lesionada respirando por la herida, creo solo en los poemas, en los niños que empujan a la ballena al océano, en el mar que nos trago a todos, solamente creo en la herida que respira.






2 comentarios:

  1. La ciudad de noche es la ciudad sin lia,
    Cada vez que te encuentren
    Te visitarán siempre tus sombras más queridas.
    Las calles y el ruido
    El aire y la luz
    Que se vuelven sudor en tu ropa
    Son esa cadena helada que ata
    Tu piel
    Al mismo espacio sin lia.
    La oscuridad nunca deja de ser la misma:
    Ésta ciudad es todas las ciudades.
    El ángel rubio de voz furiosa
    Que muerde y devora el asfalto
    De las calles
    -Tantas calles
    Y de las carreteras
    Y del tiempo
    Que es siempre muy poco,
    Te conduce a
    Enfermos lugares extraños
    Viejos lugares conocidos
    Oscuros lugares que sólo tus sombras conocen
    ..
    Las mismas sombras de la ciudad de noche.
    La ciudad sin lia.
    Distingues la forma de la pesadilla pura:
    Los gritos del reloj
    El cielo rojo de una ciudad más allá de un cañón
    Que te aterra
    El sueño cansado de siempre
    Que termina por devorar tus sombras
    Bien amadas
    .
    .
    Cualquier lugar sin lia.
    (La ciudad de noche grita
    Sabes?
    Lo sabes:
    Solo es un eco en algún lugar inmenso
    Del universo inmenso
    Que nadie ha aprendido a escuchar.
    Lo demás es soberbia
    O miedo.)
    Y la vanidad de estar lejos
    De seguir allá
    Mientras tus sombras siguen respirando.
    (Aún no sabes escribir poemas)

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    1. "El buen hombre ha soñado tanto con los ojos abiertos que la somnolencia se apodera de él: su frente se inclina hacia el papel."

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